Emprender como abogado, plantea la dicotomía eterna: «quiero buscar clientes o buscar jefes». La lista de pros y contras arroja saldo a favor y a pagar en ambas columnas. A largo plazo, dice la estadística sin titubeos, que la mayoría son más felices al emprender por cuenta propia que trabajando para otros. Pero esto de las estadísticas poco importa en la felicidad de cada cual. No sirve el café para todos. Emprender no es la mejor opción para todos ni trabajar por cuenta ajena satisface a todos. Se trata de escoger juiciosamente qué vale para ti. Discernir.

Cuando una decisión nos plantea cierta ansiedad, seguramente hay una elección. Elegir entre tener el calorcito de una nómina o la libertad de ganar más dinero, decidir tus vacaciones, con quien trabajar, con quién no, qué tareas son para ti, cuáles se delegan, la marcha del despacho, cómo conciliar con tu familia y tu proyecto personal de vida… un mayor control de tu carrera, en definitiva.

Emprender como abogado: los primeros años

Incertidumbre es la palabra. Para ti y para todos los emprendedores. Si hubiera certidumbre donde ahora solo ves dudas, todos tendríamos un negocio propio y seríamos nuestro propio jefe. Los primeros años de la actividad no son boyantes. Estamos construyendo el edificio, no tomando cócteles en el ático contemplando las vistas. Son años de apretar y empujar. No podemos vivir de las rentas cuando el edificio no está terminado y no hay inquilinos.

Si tu tolerancia a la incertidumbre es baja, no te plantees emprender, a menos que puedas corregir esa tendencia tuya.

Durante los primeros cuatro años, ninguna nueva empresa produce beneficios. Ni siquiera Mozart empezó a escribir música hasta que tuvo cuatro años.

Peter Drucker (1909-2005), experto en management estadounidense de origen austriaco.

Lo anterior —cuatro años— es un poco dogmático. Cualquier cifra lo es en cierto modo. Unos despachos tardarán 2 años, otros 4 y otros 3. Depende es la palabra más ecuánime. Para no abandonar la circunspección que debe presidir cualquier pronóstico, yo diría que es prudente iniciar el emprendimiento como abogados con un mindset orientado a saber que los primeros años serán de apuesta, trabajo en silencio, compás de espera…

A partir de ahí, cuanto más cortos sean los plazos tanto mejor. Un negocio nuevo conlleva hacerse un nombre, crear una marca, ocupar un espacio en Google, hacerse una comunidad de seguidores en redes sociales, sumar una base de datos de clientes, suscriptores, usuarios de la web… y todo eso lleva tiempo, nos guste o no, hasta sumar un universo potencial de clientes que nos mantenga en un ritmo de facturación cómodo.

Alinear prioridades y expectativas

El secreto está en ordenar tus prioridades y tus expectativas. Solo así podrás decidir correctamente. ¿Cuál es tu prioridad? Tener una nómina, que cada mes entra en tu cuenta corriente y sabes que cuentas con ella —a costa de una proyección más contenida— o tener plena libertad de acción y decisión con un potencial retorno económico mayor a costa de transitar por un periodo inicial difícil.

No hay decisión buena ni mala. No hay opción acertada ni equivocada. Sea cual sea la opción que elijas, aciertas si están alineadas prioridades y expectativas, sean estas las que sean. Todas iguales de respetables.

Emprender como abogado: buscar clientes o buscar jefes. Sea cual sea la opción que elijas, aciertas si están alineadas tus prioridades con tus expectativas, sean estas las que sean. Share on X

Expectativas irreales: Buscar a toda costa el trabajo por cuenta ajena creyendo que encontrarás un paraíso de buen clima laboral, respeto de tus necesidades particulares, órdenes que vienen desde arriba casi rogadas a tu convenir… O en el otro lado, emprender pensando que será fácil y que en seis meses estarás siendo el Harvey Specter de tu municipio. Ambas ideas —una en cada bando— estarían equivocadas porque estarían generando unas expectativas irreales.

Prioridades: si tu prioridad es la seguridad de un ingreso cierto a final de mes, tener una nómina modesta y empezar desde abajo es tu mejor opción, por muchas maravillas que te digan de emprender o muy de moda que esté en Instagram. Si tu prioridad es tener mayor libertad de decisión sobre tu carrera profesional, tu promoción tanto profesional como económica; la forma en que se definen aspectos como tiempo libre, familia, jornadas de trabajo… entonces no trabajes para otro que no seas tú mismo/a.

emprender como abogado O TRABAJAR POR CUENTA AJENA

Si eliges emprender, entiende que vas a competir

Si vas a emprender, asume que vas a competir. Es posible si te pertrechas de las armas necesarias. Es factible. Pero lo importante es que aceptes que la abogacía es un ecosistema competitivo. No vas a poner una placa en el portal «Pepita Martínez. ABOGADA» y los clientes pasarán delante y dirán «¡Oh mira! Una abogada. Entremos a esta misma.»

En cualquier garaje de ahí fuera hay un emprendedor forjando una bala con el nombre de tu empresa en ella.

Gary Hamel (1954), experto en management estadounidense.

Si abres un despacho y no haces nada por darlo a conocer a una masa de posibles interesados, no estás buscando clientes. Recordemos la dicotomía: buscar jefes o buscar clientes. Si no has elegido buscar jefe te toca buscar clientes. Al contrario, si no has elegido buscar clientes, tienes que buscar jefe y no te puedes quedar jugando a la Play o viendo Netflix. Te toca echar currículums.

Emprender como abogado impone competir. Competir impone buscar clientes.

Cuidado con la falsa sensación de seguridad

Sé juicioso/a con tu concepto de la seguridad.

—Es que emprender es muy arriesgado porque si no haces clientes te vas a tomar por saco

Claro. Pero trabajar por cuenta ajena no está a salvo de esa difícil búsqueda de clientes. Lo que pasa es que no la asumes tú, sino tu jefe. Por eso él gana más dinero a final de mes. Porque se come ese marrón.

Trabajar por cuenta ajena no está a salvo de esa difícil búsqueda de clientes. Lo que pasa es que no la asumes tú, sino tu jefe. Por eso él gana más dinero a final de mes. Porque se come ese marrón. Share on X

Si tu despacho propio no hace clientes tienes un problema. Pero si el despacho para el que trabajas no hace clientes, también tienes un problema, porque no habrá de dónde pagar tu nómina. Por favor, ten eso en cuenta cuando construyas tu idea de seguridad. Todos estamos dentro de un mercado.

¿Emprender como abogado? Es que no tengo dinero…

Contar con un impulso económico es genial. Ojalá todos contaran con liquidez para montarse un despachazo Ikea Free, contratar personal, una Nespresso y una impresora de a Quijote por minuto. Pero esto no es así. Y además no hace falta.

Puedes arrancar en solitario. Puedes reunirte con tus clientes en salas habilitadas en tu colegio profesional, o en un coworking. Con tu portátil y tu cuota de colegiado y muchas ganas puedes empezar.

Puedes invertir en una magnífica página web (que te costará menos que un iPhone) que se posicione en Internet y te ayude a captar tus primeros clientes. Ir construyendo poco a poco desde abajo.

Los bolsillos vacíos nunca han frenado a nadie. Sólo las cabezas vacías y los corazones vacíos lo han hecho.

Norman Vincent Peale (1898-1993), sacerdote estadounidense.

El dinero es un facilitador. Pero no es lo único con lo que cuentas para arrancar. Al fin y al cabo, pocos emprendedores han empezado con una fuerte suma de dinero. Si contaban con ella, no eran emprendedores, sino inversores ¿no crees? Después de todo:

Si tus aspiraciones no son mayores que tus recursos, no eres un emprendedor.

C. K. Prahalad (1943-2010), profesor de ciencias empresariales estadounidense.

Menos hablar y más hacer

Lo de emprender tiene más que ver con hacer que con hablar. De hecho, hablar mucho te llevará a la parálisis por análisis. Si estás esperando el contexto perfecto, la idea perfecta, el momento ideal, la primera promesa de cliente… probablemente nunca emprendas al frente de tu propio despacho.

Si quieres emprender, emprende. Pedro Vivar dice «hecho es mejor que perfecto». Haz. Si no es perfecto, después lo irás corrigiendo, puliendo, mejorando… Pero haz. Si no haces nada, la perfección será solo un marco teórico. Tu idea perfecta nunca se materializará así que es como si no la hubieras tenido.

Haz esa campaña de anuncios en vez de bloquearte con preguntas como «¿Cuánta gente me llamará? ¿Retornaré la inversión? ¿Merecerá la pena?». Una vez la hagas obtendrás esos clientes y una enseñanza valiosa acerca de cómo anunciarte mejor, qué presupuesto usar… y la siguiente campaña será mejor y la próxima aun mejor… Pero si no tomas acción no tienes métricas. Sin métricas vas a tientas y a tientas te la vas a pegar.

A la campaña de anuncios perfecta se llega tras un proceso de ensayo, error y aprendizaje. Si no tomas acción no tienes métricas. Sin métricas vas a tientas y a tientas te la vas a pegar. Share on X

Si vas a emprender como abogado ¡Sé diferente!

El mundo no necesita otro abogado más. Lo acogerá, lo aceptará y le irá bien, pero no lo necesita. Al principio de emprender como abogado, tendrás que ir asiéndote del cliente que salga: un divorcio; un recurso de una sanción administrativa; un accidente de tráfico… y está bien. Hay que hacer cartera y facturar.

Pero en paralelo, te puedes ir formando/publicando en una especialidad no muy explotada del mercado. Elige la tuya. No te preocupes si es rebuscada. Abogada especialista en intoxicaciones alimentarias; en drones; en accidentes de patín eléctrico; abogado especialista en reclamaciones a navieras cruceristas; abogado especialista en phising…

Busca tu camino sin miedo a un nicho de mercado muy pequeño.

Ser el único referente de un nicho retorna mucho más dinero que ser un abogado/a más de divorcios, herencias y accidentes de tráfico. Es el valor de la escasez:

Siempre construiré un coche menos de los que la gente me pida. Si hay personas interesadas en diez Ferraris, fabricaré nueve.

Enzo Ferrari, ingeniero y piloto italiano fundador de Ferrari

Al Emprender como abogado, cuando eres uno más, eres un insumo. Cuando eres diferente, único, cuando escaseas… puedes ser más caro. La elección es esta: o eres diferente o tendrás que ser barato.

Te recomiendo leer La Estrategia del Océano Azul que es un libro donde tienes un desarrollo muy bien argumentado de esta idea de la diferenciación a la hora de emprender como abogado y en general.

Tanto si emprendes como abogado al frente de tu propio despacho, como si apuestas por trabajar en plantilla de una firma legal, involúcrate en el proceso de búsqueda de clientes y trata de impulsarlo, porque un despacho sin clientes no puede existir, sea propio o ajeno.

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